Cinco riojas para la historia... de Pilar Cavero

Vivimos tiempos en los que prima lo fugaz, el instante. Es la era de la obsolescencia programada donde los objetos se diseñan pensando en ser renovados lo antes posible. Ante este panorama, reconforta que una de las denominaciones de nuestro país más reconocidas a nivel mundial celebre su centenario. Y más si tenemos en cuenta que gran parte de su éxito se basa en la longevidad de sus vinos: diseñados para durar, mejorar con el tiempo, suceder generaciones, ser un legado.

Mucho se ha escrito sobre el pasado de Rioja, al que miramos con orgullo, pero el futuro es ilusionante y brillante. Y ahí quiero poner el foco: en los vinos que escribirán las nuevas páginas de la historia de una denominación propicia como pocas para el cultivo de la vid. Un lugar elegido marcado por la diversidad: suelos, variedades, estilos, comunidades autónomas. Si a esto se suma una red de personas maravillosas, con intereses comunes y dispuestas a colaborar entre ellas, solo se puede ser optimista.

Los tintos con vocación de guarda la encumbraron y continúan siendo el gran referente. No obstante, el consumo actual dicta nuevas directrices; aumenta la demanda de blancos, rosados y tintos ligeros. Así, el parque de barricas riojano se va aligerando con los años, da lugar a otros recipientes y materiales, y busca otras identidades que enriquezcan la existente.

Por suerte, en esta tierra de tintos, los blancos cada vez tienen mayor entidad. Las variedades que han coexistido históricamente demuestran que también merecen su protagonismo en solitario. Un gran ejemplo es el que elabora la bodega Cupani, perteneciente al colectivo de bodegas Martes of Wine. Rielo es una viura que proviene de la Finca San Andrés, plantada en 1948. Su crianza refleja la diversidad anteriormente mencionada, combinando barrica de roble francés, acero inoxidable y huevo flextank. Directo, con fruta de hueso, acidez y recorrido.

Los rosados, a pesar de haber existido siempre, van ganando terreno gracias a la versatilidad del icónico tempranillo. Uno de estos puentes entre tradición y vanguardia lo tiende Jade Gross. Su proyecto cuenta con el beneplácito de dos personas fundamentales de Rioja, Abel Mendoza y Maite Fernández, que ejercen de padrinos espirituales. El diseño de sus etiquetas corre a cargo del artista de culto Javier Aramburu, quien desarrolla un estilo acorde con la singularidad que Jade imprime en cada uno de sus vinos. Jabalina combina de forma magistral la expresión frutal y estructura para sostenerla.

Las variedades que tradicionalmente han estado relegadas a formar parte de la mezcla final, denominadas 'mejorantes' por ser esa su función, evidencian que no siempre el pasado fue mejor. Elena Corzana ha cerrado un círculo vital volviendo a su Navarrete natal para elaborar vinos de forma artesanal y con criterio. Su graciano habla de esta tierra por los cuatro costados y rezuma arte con una etiqueta realizada por el pintor riojano José Uríszar. Las violetas y especias toman la voz cantante en este tinto que reconforta gracias a su accesibilidad desde el primer sorbo.

Del mismo modo, la garnacha riojana vive un momento de esplendor. El 'enfant terrible' Oxer Bastegieta elabora Suzanne, tinto que, como la canción de Leonard Cohen a la que debe su nombre, desnuda sus capas poco a poco. Se elabora en barricas grandes, ánforas y huevos de hormigón con uvas procedentes de tres viñedos viejos en la zona de Badarán y Cordovín. De perfil fresco y delicado, es al mismo tiempo complejo, con fruta golosa y notas de fresas silvestres.

Cierra esta selección El Bardallo que produce Bodegas Abeica. Nunca olvidaré la primera vez que lo probé. Fue en el antiguo matadero de San Vicente de la Sonsierra. En ese mismo instante cayó un rayo que produjo un apagón. Sentí esa descarga eléctrica como una señal de los cielos; los Martes of Wine iluminan a su paso. Es un vino extraordinario cuyas variedades tintas y blancas –tempranillo, garnacha tinta, viura, garnacha blanca y torrontés– se vendimian y se fermentan de forma conjunta, como a la antigua usanza. Rebosa frescura y elegancia, con fruta negra y con una boca amplia y sedosa.

En definitiva, es tiempo de nuevas voces y formas de expresión que dan protagonismo a estilos y variedades, hasta ahora secundarios. Como increpó el escritor Fernando Arrabal en su famosa intervención televisiva, hay que dejar hablar a las minorías silenciosas. Abrazar el pasado mientras se recorre un camino esperanzador, quién sabe si iluminado por un rayo.

• Temas
• Bodegas de Rioja
• Vino de Rioja