El acceso normalizado de las mujeres en España a la educación superior tiene su origen a finales del siglo XIX y se debe en buena ... medida a una joven misionera protestante estadounidense llamada Alice Gulick, que cruzó el Atlántico para crear escuelas femeninas en Santander y San Sebastián. Luego se instaló junto a su marido en Madrid, donde fundó el Instituto Internacional, una entidad que crecería hasta dar lugar a la Residencia de Señoritas, un foco cultural en un tiempo de ebullición social y política. Cristina Oñoro (Madrid, 1979) ha indagado en el papel de las profesoras e intelectuales estadounidenses que llegaron a España en esos años, así como en el de las jóvenes españolas que viajaron a EE UU a visitar las universidades femeninas que allí existían y conocer su forma de trabajar para luego regresar y formar a otras mujeres. Una aventura apasionante que, como tantas otras cosas, terminó bruscamente con la Guerra Civil. Oñoro, profesora ella misma en la Universidad Complutense, lo cuenta en 'El jardín de las americanas' (Ed. Taurus), un título que se refiere a la extensión de césped y árboles, con una fuente en su centro, ante el edificio del Instituto Internacional (hoy sede de la Fundación Ortega-Marañón), donde tiene lugar esta entrevista.
- Hablar de las mujeres en España en la última etapa de la educación no universitaria y en la universitaria nos lleva a la segunda mitad del siglo XIX. ¿No las hubo antes? El caso de Beatriz Galindo 'La Latina' parece más mito que realidad, pero durante mucho tiempo fue un símbolo.
- El caso más conocido es el de Concepción Arenal, que entró en 1842. Aquí, a diferencia de otros países europeos, las mujeres no tenían prohibido expresamente el acceso a la Universidad pero se enfrentaban a grandes obstáculos. El peor, según se deduce de lo narrado en muchas cartas de la época, era el permiso que debía dar el profesor para asegurar que no se iba a producir ningún escándalo en el aula. En 1910 se eliminó ese requisito y se igualó el acceso. Antes de Arenal, habría que investigar si las hubo. Serían casos excepcionales aunque probablemente se dieron. Quizá aquí como en otros países algunas accedieron disfrazadas de hombre, como hizo la propia Arenal.
- Puede sorprender que el impulso al Instituto Internacional, decisivo en todo ello, lo dé una misionera estadounidense. Como para negar luego la influencia de esa cultura en nuestro país.
- Cuando me propuse hacer este libro y pedí una beca Leonardo de la Fundación BBVA, mi intención era centrarme en los años veinte-treinta del siglo XX. Pero el personaje de Alice Gulick hizo que me interesara por el desconocido movimiento misionero estadounidense. Ella fue una entre tantos que llegaron a muchos países. Además, quise destacar cómo cambió la visión de España entre estos americanos que vienen: al principio llegan con una idea romántica, en un contexto de gran inestabilidad política, pero luego esa visión como de superioridad se iguala y al final se dan la vuelta las tornas y americanas como Katherine Wilmore sienten una enorme admiración por la Institución Libre de Enseñanza y la cultura española.
Impulsoras
«El movimiento feminista del XIX tenía más ángulos de los que podemos ver en el de hoy»
- Sorprende también que Gulick se instalara primero en Santander y luego en San Sebastián. El impulso educativo a las mujeres no entró por Madrid ni por Cataluña.
- Alice y su marido dan una vuelta por España para decidir dónde se instalan. Les habían asignado la zona norte, así que quizá no habrían podido establecerse en otros lugares. Su primera idea fue Bilbao, pero pensaron que podrían tener alguna dificultad de movimientos por la guerra carlista, por eso abrieron su centro en Santander. Diez años después marcharon a San Sebastián, donde les fue mejor.
El papel de María de Maeztu
- María de Maeztu empieza dando clase a chicas desfavorecidas en la calle Cortes de Bilbao y luego su trabajo será esencial en la Residencia de Señoritas y el Instituto Internacional. ¿Su figura está suficientemente reconocida? ¿La ha perjudicado ser hermana de Ramiro de Maeztu?
- Creo que lo que sucede tras la Guerra Civil es un olvido, un desmantelamiento de algunas de esas instituciones. Sobre las mujeres que formaron parte de todo aquello ha caído un doble olvido, al margen de ese vínculo familiar con Ramiro y su propia deriva ideológica en sus últimos años. Si la ponemos junto a otras de su generación, Mallo, Zambrano, Kent, Fortuny… vemos que está habiendo una recuperación. Desde 2015, con el centenario de la Residencia de Señoritas, se están haciendo esfuerzos por sacar a la luz su trabajo.
- ¿También en su caso concreto?
- Hay un montón de proyectos en España y fuera, incluso con películas… María de Maeztu es una figura sobre la que vamos a conocer muchas más cosas. Es la pedagoga más importante del primer tercio del siglo XX y la Residencia de Señoritas no se entiende sin ella. Tenía un sentimiento casi religioso de la educación femenina y la Residencia era la obra de su vida.
- Llama la atención que quienes traen todo esto a España son herederos de una tradición puritana que tiene una vena feminista. Y unos de sus primeros objetivos es luchar contra el alcoholismo.
- Es una mezcla que a mí me atrajo mucho. El movimiento por la templanza fue el más numeroso en cuando a las mujeres en esos años de finales del siglo XIX y comienzos del XX y se vincula con otros más recientes. Puede sonar a conservador pero pone en la arena pública aspectos de la vida que parecían privados. El alcohol derivaba en violencia, malos tratos… y consiguieron que hubiera debate público y regulación. Y cuando probaron las mieles del activismo ya no quisieron dejarlo. Se ve así lo amplio y polémico del movimiento feminista en el siglo XIX, con más ángulos de los que podamos tener hoy.
Instituciones
«La propia idea de las residencias de Estudiantes y Señoritas es un proyecto casi romántico»
- Otra de las impulsoras, Carolina Marcial Dorado, era evangélica. Es singular el peso en este proceso de una religión con tan pocos seguidores en España.
- Otro personaje extraordinario… Tras publicar el libro se han puesto en contacto conmigo algunos protestantes, incluso descendientes de alumnas de Gulick. Tuvieron poco éxito en su objetivo de captar adeptos para su religión pero la influencia cultural que dejaron a través de sus métodos (laboratorios, aprendizaje no memorístico, excursiones… y por supuesto educación de las niñas) fue muy grande. Venían de universidades conservadoras pero que daban una educación superior comparable a la de los grandes centros para varones.
- Los centros para mujeres tuvieron durante mucho tiempo ayuda económica de universidades y filántropos de EE UU.
- Gulick viajó muchas veces a su país para recaudar fondos para crear los centros. EE UU ha tenido esa tradición liberal con una filantropía muy desarrollada. Hay un centro en Madrid pagado en los años treinta con dinero estadounidense que se conocía popularmente como el 'Rockefeller'. A finales del siglo XIX despegan como imperio pero están a la vanguardia en muchos movimientos abolicionistas, feministas… Y emociona que hubiera un apoyo internacional para apoyar la educación de las mujeres. La Residencia de Señoritas hay que situarla en ese mismo contexto y entró en un movimiento internacional de universidades de mujeres que propició intercambios de profesoras y alumnas.
Intercambios
- En 1915 se crea la Residencia de Señoritas y poco después la carrera preferida por las mujeres es Farmacia. ¿Por qué esa elección?
- Era la salida evidente. Profesiones que tienen que ver con los cuidados se asociaban mucho con las mujeres. Y la farmacia, a diferencia de otros trabajos, se puede tener a veces en el propio domicilio.
- Pero a mediados de los treinta, ya son mayoría en los estudios de Humanidades. ¿Eso se explica por la clase social de la mayoría de las alumnas?
- La enseñanza de las lenguas modernas ha estado en toda Europa mayoritariamente dominada por mujeres. Muchas de las hispanistas vinieron a dar clase de Lengua. En su mayoría no pudieron ejercer tras la Guerra Civil. Pero es cierto que también había prejuicios sobre que las mujeres pudieran estudiar carreras más técnicas, aunque por supuesto algunas lo hicieron.
- En los años diez y veinte hay numerosos viajes de españolas a EE UU y viceversa. ¿Esos intercambios son cruciales en el desarrollo de ese proceso de incorporación de la mujer a la Universidad?
- Por supuesto. Son los primeros y reflejan la propia época: en ese período de entreguerras se confía en que crearán vínculos de amistad, como los Erasmus de ahora, un antídoto para no hacernos la guerra. Imagine lo que debió de ser para nuestras abuelas y bisabuelas llegar a esas universidades en los años veinte. Y luego fue fundamental para el exilio porque cuando debieron irse conocían el idioma y tenían contactos. Hay un episodio que completa todo esto y es el crucero por el Mediterráneo que se organizó en 1933 con afán turístico-académico, en el que iban ilustres profesores además de un buen puñado de alumnas y alumnos que luego serían célebres.
- ¿Los programas de estancias en universidades extranjeras pueden tener un efecto siquiera parecido? Aunque muchas estancias son de una semana.
- En algunas cosas parece que hemos retrocedido un siglo. Hoy se viaja mucho más y los estudiantes van por su cuenta. Pero ese espíritu de la Institución Libre de Enseñanza es más actual que nunca. Hoy es una utopía. La propia idea de las residencias de Estudiantes y Señoritas es un proyecto casi romántico. Ahora estamos como cuando tuvieron que reinventar la forma de dar clase: existe la tiranía del currículum, la obligación de tener que publicar que hace que se abandonen otros aspectos.
Pedagogía
«En algunas cosas parece que hemos retrocedido un siglo»
- Hay en España corrientes de izquierda y derecha radicales muy opuestas a todo lo que se vincule con EE UU. Supongo que a estos su libro no los va a convencer de todo lo bueno que ha supuesto la relación con ellos.
- También se trata de destacar la tradición liberal que tiene EE UU, un país que mira con optimismo hacia el futuro, y con eso conectamos todos. En general, no me gustan los debates maniqueos, las enmiendas a la totalidad. Los matices son muy necesarios cuando hablamos de países. Cualquier idealización histórica también es negativa. Todo eso en los debates en las redes queda caricaturizado.
- El libro narra en sus últimas páginas la relación amorosa de Pedro Salinas y Katherine Whitmore, que transcurre entre España y Estado Unidos y que dio origen a algunos poemas muy bellos. Y a un final muy triste.
- Esa historia de amor es a su manera fruto del intercambio entre los dos países. Fue una relación atormentada, en la que ella sufrió muchísimo. Ya sé que el final es triste, pero me negué a renunciar a incluirla en el libro. Todo termina con la Guerra Civil, el proyecto pedagógico primero y luego ese amor plasmado en 'La voz a ti debida'.
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