Secciones
Servicios
Destacamos
La prensa generalista lleva un tiempo anunciándonos que algunas empresas tecnológicas se hallan inmersas en la creación de grupos de trabajo destinados al diseño de ... planes de contingencia que, llegado el caso, sean capaces de evitar la autonomía de las IA, su liberación de todo control humano, y el establecimiento de una agenda propia ajena a nuestros intereses. No se trata de una quimera, de un delirio distópico o futurista. Según esas mismas fuentes, la amenaza es tan real que, si nadie lo evita, es posible que se materialice a 10 o 15 años vista. Sin embargo, profecía o no, el escenario que más me preocupa no es este sino el que aparece insinuado en el título de esta columna.
Si la IA y la robótica continúan progresando tal y como lo han hecho en la última década, el resultado probable es que, más pronto que tarde, todos nosotros, los hombres y mujeres que actualmente poblamos el mundo, caigamos en desuso convirtiéndonos en seres trasnochados, obsoletos y pasados de moda. El proceso no es nuevo, ya ha sucedido con anterioridad. Basta que echemos la vista atrás, a las décadas de los 80 y 90 y analicemos lo que sucedió entonces con las aplicaciones que utilizábamos para escribir, comunicarnos, escuchar música o producir y reproducir imágenes... Fueron suficientes dos décadas para que los sistemas analógicos de aquel entonces se extinguiesen, desaparecieran del mapa sin la menor resistencia. La hegemonía de la que habían disfrutado hasta hace bien poco no les sirvió de mucho cuando sus homólogos digitales comenzaron a comercializarse y a rendir los mismos o mejores resultados que sus predecesores. Allí se acabó su historia y también la nuestra porque los que alguna vez pensaron que nosotros íbamos a ser la excepción, que nos libraríamos de recorrer el mismo camino, está claro que se equivocaban.
Nosotros somos el último reducto del universo analógico, un reducto que, finalizada la tregua que hemos podido disfrutar, está a punto de ser batido y derrotado por los avances de esta novísima tecnología. El desarrollo y el aprendizaje autónomo del que han sido dotados los programas de IA llevan camino de superarnos en todos aquellos aspectos que, con carácter exclusivo, atribuíamos a nuestra especie: razonar, analizar, juzgar, evaluar, comparar o decidir. El reemplazo al que estamos abocados por obra y gracia de lo que quiera que estén diseñando las grandes corporaciones del sector, además de poner fin a los trabajos con mala o muy mala fama, va a acabar también con todos aquellos en los que nos creíamos insustituibles: docentes, artistas, creadores, terapeutas, asesores, ingenieros, abogados... Podemos fantasear con que siempre quedarán aspectos que la IA será incapaz de emular, pero eso mismo pensábamos de capacidades que hace tan sólo dos años parecían fuera de su alcance. ¿Qué quedará de los hombres cuando las máquinas nos superen en todo lo que hacemos?
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.