La sala secreta que custodia los exámenes de la Selectividad

Su interior no es baladí: este espacio de la Universidad de La Rioja (UR) alberga una caja fuerte que da cobijo a los exámenes definitivos de cada una de las materias de la convocatoria, que han sido elegidos al azar de entre tres modelos distintos. De esta manera, los coordinadores de las asignaturas, que son los responsables de redactar las propuestas en base a los criterios y contenidos establecidos, desconocen hasta el último momento la versión que ha caído en la prueba de acceso.

Para extremar la seguridad y evitar cualquier incidente, los modelos elaborados –que son similares a los publicados en la web de la UR– llegan al personal de administración y servicios (PAS) autorizado en un pendrive. Y ya con el mínimo tiempo necesario, estos trabajadores se encargan de efectuar la rifa, de la que saldrá la prueba para esta Selectividad.

«Por confidencialidad, la persona o personas autorizadas –dos como mucho– del PAS realizan el sorteo con el mínimo tiempo necesario para imprimir todas las copias, depositarlas en sobres y organizarlas para repartirlas a los estudiantes al día siguiente», explica Álvaro Melón, presidente del tribunal de la PAU, antes de apuntar que los alumnos «no saben si el examen que ha salido es el modelo 1, 2 o 3, porque no lo ven, pero van numerados internamente».

El día de la prueba, los coordinadores de materias tienen que acudir media hora antes de que empiece para comprobar, «por tercera o cuarta vez», que no haya ningún error en los enunciados y solventarlos en caso de que se produzcan. Una vez terminados los exámenes, se reparten los ejercicios entre los correctores, que disponen de una plantilla de corrección y de unos criterios de evaluación «para que todas las personas que intervienen en este proceso evalúen de la forma más homogénea posible».