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Son tres de los más de centenar y medio de médicos riojanos que siguen ejerciendo pese a haber superado el listón de los 65 años, ... edad que para muchos trabajadores se dibuja en el horizonte con luces de neón e ilusión plena. Pedro Marco, Rafael Gil-Albarellos y Fernando Martín Ciancas citan la «vocación» y las ganas de seguir siendo socialmente útiles para explicar la decisión de continuar en la brecha, una medida que además se produce en un momento en que faltan profesionales.
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Pedro Marco Médico
Después de tres décadas como coordinador de Urgencias, al filo de los 65 años a Pedro Marco le ofrecieron la dirección de la zona básica de salud de La Villanueva. Ahora, con 66, no se arrepiente de su decisión. «Había llegado a pensar en jubilarme, pero me veo bien física y mentalmente y, sobre todo, me gusta mi profesión. Así que no estaba muy convencido para poner el punto y final a mi carrera, después de tanto trabajo, tanto estudio, tanta formación... La Medicina es una parte muy importante de mi vida», analiza.
Cambiar de especialidad también le ha permitido recuperar la cercanía con el paciente. «Los ves en diversas ocasiones, haces seguimiento, te los encuentras por la calle y se crea un vínculo, lo que resulta satisfactorio. En Urgencias son asistencias puntuales y en muchas ocasiones dramáticas», compara. Mantenerse en la brecha, además, sirve para apuntalar el sistema: «No estamos quitando oportunidades profesionales. El problema sería ocupar el sitio de otros, pero lo que ocurre es que no hay recambio».
«Nos hemos quedado sin médicos y alguien se tenía que haber dado cuenta, porque formar uno no es sacarlo de un cajón, sino once años entre la carrera, el MIR, la especialidad...», razona. «A corto plazo es un problemón que se subsanará en el medio. Pero creo que es obligatorio pensar en el largo plazo», reivindica mientras recuerda que él comenzó allá por los 80 en un momento «en el que sobraban médicos y era muy difícil acceder a una plaza», un notable cambio.
Más allá de esas cuestiones administrativas y de planificación, una de las motivaciones que ha encontrado Marco para continuar es la posibilidad de «seguir estudiando, aprendiendo y formándose». Porque elegir prolongar los años de actividad, además de «provocar un sentimiento de utilidad social, también obliga a mantener la agilidad mental y el espíritu inquieto», conlleva obligaciones. «Debemos pasar un examen médico, hay unas condiciones... Somos realistas: a mayor edad, hay más posibilidades de riesgo», dice.
Y también está el factor económico, ya que la pensión máxima no llega al sueldo medio de los médicos. «Pero ese no es el argumento definitivo. El dinero puede importar, pero es una cuestión de vocación, de ganas de seguir aportando», resume Marco.
Rafael Gil-Albarellos Cirujano
Con una larga trayectoria profesional a sus espaldas, Rafael Gil-Albarellos, cirujano en Viamed-Los Manzanos, reconoce que la jubilación «tiene que llegar por muchas razones: dejar paso a la gente nueva, pérdida de facultades…». Pero que en la profesión médica «no hay la sensación de que los 65 años sean la edad de jubilación». «Pasa como en muchas profesiones, salvo en los trabajos que son muy duros o cuando hay enfermedades. Pero a los médicos nos encanta nuestra profesión y, si hay un buen ambiente de trabajo, te sientes muy a gusto», añade este galeno de 68 años.
La edad aporta experiencia «y en temas quirúrgicos es un grado», sobre todo «saber cuándo no hacer cosas, eso cuesta una vida aprenderlo». Aunque también pesa, especialmente «en el ámbito quirúrgico, donde hay mucho estrés, que no se afronta de la misma forma con 35 que son 70 años». Gil-Albarellos considera que los 70, de manera voluntaria, es «una buena edad» y que los 72 resulta «elevada». «No tanto por lo físico, sino por las palizas de quirófano, la burocracia… No es cuestión de morir con las botas puestas, también hay que disfrutar», bromea.
El conocimiento acumulado por los mayores sirve también para la formación de los jóvenes, que suelen recibir consejos de buen grado, aunque este veterano facultativo reconoce que en los últimos años ha percibido un cambio. «Vienen muy bien formados, pero creo que se ha perdido la vocación. Tener un 13 en Selectividad no significa que tengas que ser médico por obligación, es un error. A mí y creo que al igual que a la mayoría de mis compañeros mayores nos movía la vocación porque con las notas actuales no hubiésemos podido aspirar a estudiar Medicina», reseña.
Y, de cara al futuro, ante la duda de si hay pocos médicos en España, el cirujano aboga por la «organización» y que «el Ministerio piense a 20 o 30 años vista, evaluando las necesidades que van a existir, sin improvisaciones ni bandazos».
Fernando Martín Ciancas Geriatra
El geriatra y director médico de los centros de convalecencia Valvanera, Virgen del Carmen y del centro sociosanitario de Haro, pertenecientes al grupo Viamed, pasó en febrero la barrera de los 65 años y reconoce que «por ahora» no piensa en el retiro. «Supongo que depende mucho de cada médico y de la actividad que desarrolla, ya que no es lo mismo la quirúrgica, con muchas horas de quirófano, que la clínica», argumenta.
En ese ámbito, la experiencia ayuda sobremanera porque aporta «cercanía, capacidad de explicar, paciencia y también añade respeto entre los pacientes». Y es que la veteranía continúa siendo un grado en una profesión en la que se aprende por formación, pero también por la experiencia acumulada y, cómo no, por los errores propios y ajenos.
Para Martín, «la jubilación obligatoria a los 65 al igual que en catedráticos, profesores, juristas… supondría un desperdicio de conocimiento». Pero reconoce que seguir en la brecha conlleva «un proceso continuo de actualización porque, si no, es imposible no quedarse atrás, como en cualquier otro ámbito de la vida». El facultativo no piensa de momento en la retirada y tomará decisiones «año a año, partido a partido», pero tiene claro que seguirá si se lo pasa bien trabajando, como ahora. Además, en la sanidad privada el límite no se sitúa en los 70 años, sino que depende de la decisión del profesional y de la empresa, sin edad máxima.
Ese interés por prolongar una carrera laboral se suma a la evidente necesidad de profesionales en todos los ámbitos sanitarios. Martín conoce esa situación de primera mano. «Me paso todo el día buscando médicos y es muy difícil encontrarlos, especialmente en Geriatría», incide. Por eso echa de menos en la Administración «más agilidad para la convalidación de títulos» que redundaría en beneficio «de uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo como es el español».
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