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Los inmigrantes que han llegado a España en los últimos 30 años han cambiado la sociedad, la educación, el deporte… y también el censo electoral. Según los datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, 2.545.184 extranjeros han obtenido desde 1996 la nacionalidad española, que les otorga la posibilidad de votar en las elecciones generales. De ellos, por edad, podrán ejercer el derecho al voto en los próximos comicios unos 2.364.000. Los nacionalizados ya representan más del 6% del censo total, que roza los 37,5 millones, y se han convertido en objeto de deseo para los partidos, que buscan atraer en las urnas a un grupo, sin embargo, muy heterogéneo por sus orígenes, su ideología y su capacidad económica. Pero el creciente número de nuevos españoles también ha levantado las suspicacias de Vox, que cree que las medidas impulsadas por el Gobierno para la regularización masiva de inmigrantes buscan «reconfigurar el censo» en favor de los partidos de izquierdas.
Desde 1996, momento en el que el desglose se hace para todos los países de origen principales, el que tiene más nacionalizados españoles es Marruecos, con 486.777. Por detrás se sitúan Ecuador, con 347.543; Colombia, con 300.584; Perú, con 156.619; Bolivia, con 129.608; Venezuela, con 124.583, y la República Dominicana, con 121.434. Las cifras son un poco mayores, pero de 1995 el listado de procedencias con cifras oficiales ya es reducido.
Los datos de las nacionalizaciones sirven también para entender el impacto exponencialmente creciente de la inmigración en España y las diferentes olas migratorias. Si en 1995 fueron 6.756 extranjeros los que consiguieron un DNI español, una década más tarde lo lograron 42.829, 78.000 lo hicieron en 2015 y 221.805 lo obtuvieron en 2024. Por países, mientras que en 1996 lideraban la tabla Argentina, Perú y República Dominicana (con números mucho más pequeños que los actuales), en 2024 lo hacen Venezuela, Marruecos y Colombia. Con pocas excepciones, Marruecos ha sido el país que más nuevos españoles ha aportado cada año, aunque en 2024 fue Venezuela.
Tras la primera posición de Argentina de 1995 a 1997, los marroquíes y los peruanos ocupan los primeros puestos en los años siguientes
En la década de los 2000, sin embargo, destaca Ecuador sobre el resto. Fue el país con más nacionalizaciones durante ocho años seguidos, de 2005 a 2012
Tras este año, Marruecos vuelve a ocupar el primer puesto, y esta vez lo hace durante una década entera, hasta 2023.
2024 es el primer año en el que los venezolanos ocupan la primera posición en nacionalizaciones españolas, por encima de los marroquíes. Destacan Ecuador y Honduras.
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Precisamente Marruecos y Venezuela ejemplifican la diversidad de las opciones de voto que eligen los nacionalizados. Los procedentes del país caribeño se decantan claramente por los partidos de derecha, mientras los originarios del Magreb «tienden a votar a opciones de izquierda», explica Carmen González, investigadora principal del Real Instituto Elcano. «Lo vemos en Ceuta y Melilla, donde los votantes se decantan o por el PSOE o por partidos propios de identidad musulmana», agrega González.
Los iberoamericanos, que necesitan menos requisitos para lograr la nacionalidad, también son en sí mismo un grupo muy variado. Los originarios de Venezuela «votan a partidos de derecha en cifras que rondan el 80%» y los de Cuba, «en torno al 65%», especifica Carles Pamies, investigador en el Instituto de Políticas y Bienes Públicos del CSIC y autor, junto a Laura Morales, del estudio 'Forjando identidades políticas y convirtiéndose en ciudadanos: las preferencias y el compromiso político de los inmigrantes sudamericanos en Estados Unidos y España'. De acuerdo a este documento, en el lado contrario, los peruanos, ecuatorianos, bolivianos, argentinos y chilenos, en general, se decantan más a la izquierda, aunque otros factores culturales, como la defensa de la familia y el factor religioso, más vinculados a la derecha, compensan las preferencias de este colectivo.
Hace tres semanas, la portavoz de Vox en el Congreso, Pepa Millán, criticó el nuevo Reglamento de Extranjería y la Iniciativa Legislativa Popular, que abren la puerta a que unas 500.000 personas puedan regularizar su situación en España (aunque no a conseguir la nacionalidad en el corto plazo), al considerar que estas medidas son «un arma política» para dibujar un censo electoral a la medida de la izquierda. «Yo no veo tan claro a quién puede favorecer este aumento del censo. Me resulta muy difícil hacer el cálculo», destaca González. Aunque no demasiados estudios han profundizado en el análisis del voto inmigrante en España, investigaciones en otros países de Europa Occidental, como Reino Unido, Francia, Holanda o Suiza, muestran que los inmigrantes votan más a la izquierda, añade Pamiés, aunque estos Estados cuentan con una inmigración latinoamericana mucho menos numerosa.
Los requisitos para conseguir la nacionalidad española quedan establecidos en el artículo 22 del Código Civil. Además de una buena conducta cívica y un suficiente grado de integración en la sociedad española, los solicitantes deben haber residido en España de forma legal por un plazo de tiempo que varía según los diferentes supuestos. Así, para los nacidos en España, para los que hayan contraído matrimonio con un español o española sin haberse separado, para los hijos o nietos de españoles de origen y para viudos o viudas de española o español siempre que a la muerte del cónyuge no existiera separación legal o de hecho, se les pide un año; a los nacionales de origen de países iberoamericanos, Andorra, Filipinas, Guinea Ecuatorial, Portugal y sefardíes, dos años; a los que hayan obtenido la condición de refugiados, cinco años; y para el resto, diez años.
Los investigadores subrayan que los nacionalizados no votan tanto pensando en la actualidad de España, sino en la experiencia política de sus países de origen. «Igual que los cubanos o los venezolanos, las personas de Europa del Este tienden a votar más a los partidos de derechas porque mantienen un poso de rechazo al comunismo», argumenta González.
Aun así, la influencia de los nacionalizados en las urnas de las elecciones generales españolas queda mediatizada por otro elemento clave. Las personas que han conseguido la nacionalidad presentan porcentajes de participación electoral inferiores a los nacionales. «Su interés por la política es más bajo que el de los españoles de nacimiento, en parte por desconocimiento del sistema y en parte por desconocimiento del contexto o de las propuestas de los partidos», señala la investigadora del Instituto Elcano.
Como era de esperar, las regiones de Madrid y Barcelona acumulan más concesiones de nacionalidad por residencia que el resto de provincias, con 49.581 y 40.600 nuevos nacionalizados, respectivamente. Pero la tasa de estos residentes nacionalizados por cada mil residentes españoles (obtenidos mediante el INE) revela patrones más allá de los números absolutos.
A excepción de Madrid, las provincias con mayor tasa de nacionalizados se sitúan cerca o pegados al Mediterráneo. Hay que irse al oeste de la Península para encontrar las zonas con menos nacionalizados por cada mil residentes. Destaca Girona (8,78 nacionalizados) por encima de Madrid (8,35) y Barcelona (8,78). En el extremo opuesto, Jaén y Badajoz quedan a la cola (1,14).
El cálculo del 6% del censo electoral se estima a partir de la suma de los nacionalizados que en las próximas elecciones generales tendrán 18 años, a partir de los datos de la Estadística de Adquisiciones de Nacionalidad Española de Residentes del INE, desde 2013, más aquellas de la Estadística de Concesiones de Nacionalidad Española por Residencia del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones de 1995 a 2012 (de 2009 a 2012 también contando solo a los que son o serán mayores de edad). Las metodologías de estas fuentes difieren, pero sirven para llegar a esa proporción aproximada del censo. El INE tiene en cuenta también otras formas de nacionalización y solo las adquisiciones ya efectivas por el Ministerio de Justicia, pero no llega a la retrospectiva de 30 años que sí ofrece el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
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David González
Claudia Turiel y Oihana Huércanos Pizarro (gráficos)
Óscar Beltrán de Otálora y Josemi Benítez (Gráficos)
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