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El vino era la cosa más civilizada del mundo para Ernest Hemingway, que además de uno de los grandes escritores del pasado siglo fue todo un apóstol enológico. El vino era casi un personaje más de sus novelas y esa sintonía entre la pasión y la inspiración artística le llevó a La Rioja en 1956. Aquel Hemingway era toda una estrella. Poco antes había recibido el Premio Nobel y el Pulitzer y se había consagrado con su obra más gloriosa:'El viejo y el mar'. Aquel Hemingway que llegó a Logroño durante las fiestas de San Mateo vio torear a Antonio Ordóñez en La Manzanera y cruzó el Ebro para conocer Franco Españolas, una de esas bodegas que habían sembrado el prestigio de Rioja.
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Durante cien años han sido numerosos los personajes insignes a los que Rioja ha abierto sus puertas, incluso mucho antes de popularizarse el interés por conocer las casas del vino. El nombre de Hemingway, en cierta medida un pionero enoturístico, es uno de los más sonados e internacionales en un contexto muy significativo. Rioja remontaba tras una crisis que hundió al sector: reducción de superficie de viñedo, pérdida de prestigio, ausencia de Consejo Regulador, comercio en declive... A las graves secuelas de la Guerra Civil y el autarquismo franquista se unió el drama de la Segunda Guerra Mundial en todo el continente. «Fue una época en la que se paró todo, después de la guerra tuvimos que empezar prácticamente desde cero», explica Borja Eguizábal, director general de Franco Españolas, que menciona cómo antes, en las décadas de los 20 e inicios de los 30, «estábamos presentes en sitios como el hotel Waldorf Astoria de Nueva York o el Orient Express», el legendario y lujoso tren que unía París y Estambul.
Tipo: Blanco semidulce
Variedad: Viura
Elaboración: Realizado el despalillado y un suave estrujado de la uva, se envía a la prensa, donde se obtiene el sangrado directo. Se lleva a cabo una maceración para potenciar su perfil aromático. El mosto se traslada a depósitos para desfangado. Posteriormente, inicia su fermentación alcohólica a 14º-16º
Precio: 5 euros
Los 50 llegaron con aires de recuperación. Rioja tomó de nuevo la senda del crecimiento y la normalidad, rescatando la figura del Consejo e impulsando la internacionalización de su marca y sus vinos. España daba los primeros pasos hacia el desarrollismo y los mercados europeos vivían un momento expansivo en el que volvió a florecer el interés por Rioja. «En esos momentos volvemos a vender a países de Iberoamérica y ya desde mediados de los 90 se recuperan mercados y la exportación sube exponencialmente», comenta Borja Eguizábal, que alude también a que en esos años la bodega reforma sus instalaciones y realiza una ampliación de capital «en la que participan muchos particulares logroñeses de forma testimonial, que querían ser accionistas de la bodega».
Entre 1946 y 1956 las exportaciones de Rioja se multiplicaron por tres, de 3,2 a 10,5 millones de litros, siendo todavía minoritarias (en torno al 20%) las ventas de vino embotellado. El granel se imponía. Y en esas apareció Ernest Hemingway. El 25 de septiembre de 1956, el prestigioso escritor entró en una bodega referente. En 1890 había nacido Franco Españolas de la mano del bordelés Federico Anglade, muy ligada al propio desarrollo de la ciudad de Logroño, al nuevo puente de Hierro que conectaba esa orilla del Ebro con El Espolón y el ferrocarril.
Llegó Hemingway con ilustre compañía: Juanito Quintana, conocido hotelero pamplonés; el torero Antonio Ordoñez, el doctor Tamames, Rupert Belleville –aviador británico de la RAF– y Mary Welsh, su cuarta mujer, que cuenta también con una interesante biografía en la que destaca su trabajo como periodista en París y Londres durante la Segunda Guerra Mundial. Welsh y Hemingway celebraban el décimo aniversario de su matrimonio en aquel 1956 en el que estuvieron en LaRioja.
La fotografía del séquito a las puertas de las Franco Españolas o la del escritor estadounidense apoyado en el puente de Hierro son historia de Rioja y de la ciudad. Vinos insignes de la bodega, que siguen manteniendo el recuerdo que remite a sus orígenes, como Diamante y Bordón, fueron catados por el escritor antes de su siguiente parada en este viaje enológico, entre los viñedos de Haro y Ollauri y los calados de Conde de los Andes, donde otra célebre y divertida instantánea le inmortaliza copa en mano con Antonio Ordóñez.
«Hemingway es un gran embajador de la fiesta, el vino y la gastronomía. Hoy en día recordamos su visita con orgullo y la trasladamos a quienes vienen a conocernos», indica Borja Eguizábal. Además, uno de los vinos que cautivó al escritor, Diamante, conecta el origen de Franco Españolas con su presente. «Cuando Federico Anglade crea la bodega y decide que su primer vino sería un blanco semidulce... Fue un valiente y un visionario. Diamante sigue estando ahí», añade en defensa de una referencia tremendamente popular en todo el país y fuera de nuestras fronteras.
«Ahora se habla de arranque y yo planteo que quizá deberíamos buscar otros gustos, otros consumos, como lo que representa el vino blanco, que sube a nivel mundial». Franco Españolas siempre ha sido defensora de estos vinos en tantas ocasiones denostados en Rioja, con la mitad de su producción actual dedicada a los blancos. Son punta de lanza en los mercados internacionales, como lo fueron en la fundación de la bodega –«nace no para mandar vino a Francia, como muchas, sino con intención de exportar a todo el mundo»– o como lo fueron en esos años cincuenta en los que Ernest Hemingway visitó Logroño y que sirvieron de impulso para que Rioja sea hoy en día una marca reconocida en cualquier punto del planeta.
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Claudia Turiel y Oihana Huércanos Pizarro (gráficos)
Óscar Beltrán de Otálora y Josemi Benítez (Gráficos)
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