Agustín Santolaya, Bárbara Palacios, Rodolfo Bastida, Eduardo Hernáiz y Juan Pablo de Simón, junto con Alberto Gil con el ejemplar de Diario LARIOJA en el que en 1925 se informaba de la publicación del real decreto de la Denominación de Origen Rioja. Justo Rodríguez
Centenario del Rioja

Cómo cumplir otros cien

Diario LA RIOJA reúne a cinco bodegueros de tipologías diferentes en el complejo 'ecosistema' de la DOCa para debatir de pasado, presente y futuro

Alberto Gil

Logroño

Miércoles, 4 de junio 2025

ue el sector del vino sobrevive entre crisis y crisis lo demuestran los libros de historia, los más antiguos y los mas recientes. De hecho, ... no son pocos los bodegueros que, aludiendo a los habituales vaivenes económicos y de modas, lo definen como un «negocio de borrachos». En vísperas del centenario del reconocimiento de la Denominación de Origen, al modelo actual de Rioja se le ven las costuras e incluso se rompen por la parte más débil, la de los viticultores: si hace 25 años, con el cambio de siglo, todo el mundo quería invertir en el sector del vino, con los bancos a la cabeza, ahora casi nadie quiere hacerlo si no es a precio de ganga. Si hace 25 años los jóvenes de los pueblos querían dedicarse a la viticultura, hoy huyen despavoridos... Los costes de producción se han disparado y son ya cinco campañas trabajando el campo para perder dinero. Tampoco es boyante, ni muchos menos, la situación actual de las bodegas, con concursos de acreedores, problemas financieros y, paradójicamente, en un momento en que todo el mundo coincide en que Rioja está haciendo los mejores vinos de su historia.

Diario LA RIOJA, en este especial del centenario de la DOCa, ha reunido a cinco bodegueros, representantes en buena parte del complejo 'ecosistema' empresarial de la región vitícola para analizar la crisis y, sobre todo, el futuro:«Soy optimista en el corto, en el medio y en el largo plazo». Son palabras de Rodolfo Bastida, gerente de Ramón Bilbao, una de las compañías más importantes de Rioja en la actualidad quien, quizás a la contra del sentimiento mayoritario, opina que «no sobra viñedo en Rioja».

«Nuestros antepasados hicieron un reglamento, pero lo incumplimos casi sistemáticamente»

El contrapunto lo pone Eduardo Hernáiz (Viñedos Hermanos Hernáiz), una mediana bodega familiar de prestigio, quien achaca gran parte de la crisis actual de Rioja al «empacho» de plantaciones de viñedos: «Hemos pasado de 35.000 hectáreas en 1985 a 66.000 en la actualidad y hemos plantado en lugares donde nunca hubo ni debió haber viña». Hernáiz tiene claro que «hay que arrancar y, sobre todo, proteger los mejores viñedos, los viejos y los de buena vocación vitícola, así como a los mejores viticultores, y eso implica pagos diferenciados por la uva».

Lo cierto es que ninguno de los cinco invitados considera que los casi 100 millones de euros de dinero público gastados en cosecha en verde y destilaciones hayan sido especialmente útiles: «No diré que no fueran necesarios, pero ese dinero debería haberse empleado en proteger los mejores viñedos y a los mejores viticultores», apunta Agustín Santolaya, gerente de Bodegas Roda, bodega de Haro que en los años 90 fue una de las renovadoras de una, entonces, región vitícola 'cansada' incluso 'aburrida' para los mercados:«Yo no sé si hay que arrancar viña, pero lo que tengo clarísimo es que si Rioja cumpliera su reglamento, es decir, si limitara las producciones a un máximo de 6.500 kilos por hectárea y por parcela, se acabó el problema». La reducción de producción sería «brutal» y «mejoraría mucho la calidad», insiste Santolaya.

Rioja Alavesa

Desde Rioja Alavesa, Juan Pablo de Simón aporta la visión de una bodega histórica en la zona, Viñedos de la Marquesa (Valserrano), en Villabuena:«En mi pueblo también se plantó en zonas llamadas manantiales, donde nunca hubo viñedo y ahora lo hay...». En cualquier caso, Juan Pablo de Simón introduce uno de los puntos claves del debate:«Tirar los precios no ha sido una buena estrategia y hemos perdido mercados muy interesantes, como Suiza, por ejemplo, y también sufrimos mucho en España con Ribera del Duero». «Hay que hacer autocrítica y preguntarse por qué hemos optado por trabajar así en los mercados».

Bárbara Palacios es un ejemplo de la nueva generación de vignerones. Formada en distintas partes del mundo cierra el círculo con el cultivo, la elaboración y la venta directa de unos pocos miles de botellas, y también siente que Rioja no es lo que era:«Desde luego que te abre puertas, especialmente a nivel mundial porque somos una región conocida e historica, pero yo sí he vivido que mucha gente, hosteleros y compradores, te dicen que no quieren más vinos de Rioja en su carta sin ni siquiera probar el tuyo, que quiere otro perfil de vinos, aunque seamos competitivos en precio».

Un problema al que Eduardo Hernáiz no pone árnica:«Hemos decepcionado a muchos consumidores con vinos baratos y de baja calidad, incluso muchas marcas blancas que lo que hacen es ordeñar la vaca, hasta que apenas la han dejado con leche». Agustín Santolaya lamenta también que haya «operadores» que son los que ganan con estas crisis y Rioja, el sistema, no sea capaz de excluirlos:«Nuestros antepasados hicieron un reglamento, un pliego de condiciones y lo hicieron porque no eran tontos, pero desde hace 30 años lo estamos incumpliendo sistemáticamente», reitera.

Santolaya aporta además al debate otros problemas de mayor calado a nivel mundial y que son«la amenaza real y futura para el conjunto del sector»: «Las nuevas generaciones apenas toman vino y, sobre todo, hay una campaña de demonización, liderada incluso por la OMS, como si el vino fuera alcohol destilado que nos puede hacer mucho daño». «El problema local, el exceso de producción actual, es fácilmente solucionable si de verdad se quiere hacer, pero estos otros dos problemas son mucho más complejos de resolver».

Las oportunidades

Los cinco bodegueros tienen claro que el consumo, en caída desde 2017 en el mundo, apunta hacia menos volumen y más calidad y así están trabajando en sus propias bodegas, aunque Rodolfo Bastida apunta también oportunidades:«Hay que moverse rápido y estar atentos. Hace unos años se decía que la hostelería estaba en crisis y ahora va mejor que nunca, pero un tercio de la hostelería en España es étnica, es decir, peruana, mexicana..., con sabores que no sé si casan bien con nuestros vinos».

Bastida insiste también en los cambios de consumo: «La gente ya no pasa dos horas en una mesa para comer o cenar, pero hay tardeo, son muchas las mujeres que lideran ahora el consumo y deberíamos tenerlo en cuenta». Ramón Bilbao ya trabaja con vinos con menos alcohol –de vendimia temprana– y critica las trabas legales y del propio Consejo Regulador:«¿Por qué no puede poner en mi etiqueta a un vino 'fresco', cuando lo es y es lo que queremos destacar?». No gusta tampoco la política del Consejo a Bárbara Palacios:«Rioja hace vinos clásicos, que son por los que somos más conocidos en el mundo, pero también hay otros de consumo más rápido y directo que también tenemos que hacer y potenciar». «Lo que no entiendo es porque aquí parece más importante la razón social, es decir, dónde está la bodega que dónde está el viñedo».

Eduardo Hernáiz, el más crítico, también cree en todo caso en la región vitícola:«Soy optimista, pero a medio y largo plazo. Somos una región de talla mundial y nadie puede copiar nuestros suelos, nuestro clima, tradición, conocimiento, pero vienen cinco o diez años difíciles y deberíamos proteger a los mejores viñedos y viticultores, que no se los lleve por delante esta crisis». Una idea en la que incide Agustín Santolaya:«El problema es que con nuestras normas actuales estamos dejando de vendimiar los mejores viñedos, los más viejos y menos productivos, y eso no puede ser».

JuanPablo de Simón insiste en que desde luego «algo tiene que cambiar: No podemos seguir ofertando crianzas a 1,95 euros porque no salen las cuentas...», mienras que Bastida estima que la propia crisis 'solucionará' por «decantación» este tipo de problemas internos como la importancia del 'papel' por encima de la uva o incluso la posición ventajista de los que «aprovechan el 'ecosistema' riojano: Cuando empecé a trabajar apenas había enólogos, a uno le llamaban el 'Mago', a otro el 'Brujo'... y hacían vino para muchas bodegas y cooperativas. Ahora tenemos profesionales maravillosos, en campo y en bodega, tenemos variedades de uva, además de tempranillo, el enoturismo es una auténtica oportunidad... Insisto, no creo que vaya a sobrar viña en Rioja».

En lo que coincide la mesa al completo es en que la calidad de los vinos de Rioja es mejor que nunca y que las nuevas generaciones, pequeños proyectos como el de Bárbara Palacios, son un revulsivo:«El problema es que todo son trabas y burocracia», denuncia la viticultora.

«Sí, hay crisis pero yo creo que no sobra viña en Rioja»

Rodolfo Bastida Ramón Bilbao

«Sí, hay crisis pero yo creo que no sobra viña en Rioja»

La de Rodolfo Bastida, gerente de Ramón Bilbao, es la visión más optimista de la mesa de debate:«Rioja tiene futuro, mucho más que otras denominaciones». Advierte, eso sí, de que «las bodegas lo que no necesitamos son trabas, sino libertad [en referencia al Consejo Regulador] y capacidad de adaptación». Bastida ha situado, tras 25 años de gestión, una marca histórica que había perdido prestigio entre las más reputadas y conocidas y cree que Rioja lo que necesita es aclarar su dirección:«Es un 'ecosistema' complejo de intereses y creo que necesitamos un plan a 20 años para trabajar en una dirección». Bastida es claro:«Si Rioja es capaz de subir un euro el precio medio por botella, el viticultor cobraría un euro por sus uvas y se acabarían los problemas... Tampoco es tan complejo, pero hay que saber qué hacer». En este sentido, el gerente de Ramón Bilbao comparte que el mercado mundial se estrecha con menos consumo, pero insiste en que «también hay oportunidades». «La hostelería está más pujante que nunca, pero un tercio de ella ya es étnica: es decir, peruana, mexicana..., y la pregunta es si nuestros vinos se adaptan a este tipo de gastronomía». «Lo mismo sucede –continúa– con el tipo de consumo:antes era en comidas y cenas, pero esos momentos cada vez se reducen más en tiempo por comidas y cenas más rápidas, pero también aparece el 'tardeo', y eso significa ofrecer vinos diferentes».

Ramón Bilbao trabaja en Rioja desde la gama más alta de vinos (Lalomba)a volumenes importantes (crianzas y reservas) y ahora también vinos con menos alcohol (de vendimia temprana):«Soy optmista a corto, medio y largo plazo. Siempre ha habido crisis en Rioja, pero ahora estamos apostando más que nunca por la viticultura, tenemos mucho enoturismo y formación. Es decir, tenemos mejores vinos que nunca». «Eso sí –sentencia–, la uva mejor se debe pagar mejor y la cadena dará para todos».

Rioja supone el 75% de la facturacion de la compañía de vinos de Ramón Bilbao –al margen de la división licorera de la familia Zamora–, con bodegas en Rías Baixas, Rueda y Ribera del Duero: «En el grupo no sólo esperamos vender menos Rioja a medio plazo, sino que creemos que ese porcentaje de tres de cada cuatro botellas irá a más en los próximos años». Bastida concluye con un mensaje optimista: «De verdad que no creo que sobre una viña en Rioja, sino que debemos adaptarnos, ser flexibles y rápidos».

«Rioja ha falladoal consumidor con vinos muy baratos»

Eduardo Hernáiz Finca la Emperatriz

«Rioja ha falladoal consumidor con vinos muy baratos»

Al pan pan..., y al Rioja, Rioja.Eduardo Hernáiz (Viñedos Hermanos Hernáiz-Finca la Emperatriz) es el más rotundo del debate:«El vino, en general tiene problemas de consumo, pero Rioja tiene los suyos específicos y seguimos sin afrontarlos esperando una supuesta solución mágica». El bodeguero asegura que «tenemos un problema grave reputacional en los mercados y el poblema no es otro que hemos pasado de 35.000 a 66.000 hectáreas en los últimos 40 años». Hernáiz comparte con sus compañeros de debate que «somos una de las grandes regiones productoras del mundo pero hemos puesto durante muchos años vinos de baja calidad que nos han sacado de barras y retails de calidad. Eso es un problemón porque hemos perdido la confianza del consumidor». En este sentido, recién llegado de Madrid, el bodeguero pone un ejemplo:«Una cadena importante de restaurantes y de vinos por copas, me dice que vende dos tercios de Ribera del Duero y un tercio de Rioja. Hemos fallado al consumidor y, a mi juicio, la solución es eliminar vinos malos y eso implica arrancar los peores viñedos, que se plantaron en suelos y zonas donde nunca se deberían hablar plantado». Hernáiz considera que «el Consejo Regulador ha perdido su fundamento original, que no es otro que controlar la calidad y la superficie de producción, por otros intereses:regular el mercado para que no faltase uva barata». Hernáiz confiesa ser «optimista a medio y largo plazo porque Rioja lo tiene todo», pero también advierte de que «vienen años difíciles». «Hay que defender la uva y el viñedo de calidad, primar al buen viticultor y evitar por cualquier medio, y lo digo por el dineral gastado en ayudas coyunturales sin tomar medidas estructurales, que se arranquen los buenos viñedos y abandonen el sector los buenos viticultores».

«Rioja lo tiene todo, pero hay que cumplir las normas»

Agustín Santolaya Bodegas Roda

«Rioja lo tiene todo, pero hay que cumplir las normas»

Agustín Santolaya, director general de Bodegas Roda, es claro al distinguir entre«una crisis interna y una externa» en Rioja. «La primera, menos grave, al menos solucionable si se quiere, es el abuso histórico de los rendimientos de producción». Al respecto, denuncia que Rioja lleva incluso décadas sin aplicar su propio reglamento o pliego de condiciones, que prevé un rendimiento máximo de 6.500 kilos por hectárea y parcela:«Lo incumplimos conscientemente y estoy convencido de que, sólo con ese ajuste, con respetar la ley, es posible que no hiciera falta ni arrancar viñedo».

Santolaya, gran defensor de Rioja como «una de las mejores regiones vitícolas del mundo», advierte de un segundo problema mucho más grave y general para todo el sector del vino:«Los cambios de hábitos de las nuevas generaciones, que apenas beben vino, y la demonización, incluso institucional del vino como si fuera un alcohol destilado». El director general de Roda señala que «a veces nos entretenemos en demasiadas tonterías y no afrontamos los problemas que están llevando a una situación difícil y de mucho riesgo al sector».

El gerente de Roda, bodega que revitalizó Rioja en los años 90 del siglo pasado con la apuesta por tempranillos viejos, es, en cualquier caso, optimista:«Me he pateado la región de punta a punta durante muchos años y creo en sus posibilidades de suelos y clima, con una nueva generación de jóvenes espectacular, a la que el Consejo y todas las Administraciones deberían apoyar a muerte». «Rioja, con producciones controladas, es imbatible pero el modelo tiene que cambiar». Así, lamenta que no se haya hecho antes:«Ya lo dije hace más de 20 años en este mismo diario en una entrevista y la pena es que esos cambios, acabar con los excesos de producción y cumplir con nuestro reglamento, deberían haberse hecho cuando las cosas iban bien porque ahora va a ser mucho más traumático».

El directivo de Roda insiste en que «tenemos suelo, climas, tradición, conocimiento..., lo tenemos todo para ser una gran región vitícola, pero ni la vendimia en verde ni la destilación son soluciones y, de hecho, todo ese dineral debería haberse empleado en proteger precisamente el viñedo viejo que, lamentablemente, es el que más riesgo tiene de ser arrancado. Eso sería un gran fracaso como denominación de origen».

«Bajando precios hemos perdido mercados muy buenos»

Juan Pablo de Simón Valserrano

«Bajando precios hemos perdido mercados muy buenos»

Juan Pablo De Simón, propietario de Viñedos de la Marquesa-Valserrano (Villabuena de Álava), coincide con sus compañeros de debate en que las cifras de consumo mundial de vino están a la baja desde 2017 y que las perspectivas no son buenas:«Está claro que los jóvenes beben menos, aunque tampoco estoy convencido de que sea porque lleven una vida estrictamente saludable porque no veo la misma caída del consumo en los destilados. En todo caso, tenemos un problema porque los consumidores de vino, cada vez más mayores, no se renuevan»,

Bodegas Valserrano lleva muchos años apostando por la exportación, con una presencia muy importante en EE UU[el 40% de su facturación exterior], «donde Trump nos tiene ahora en un vilo», pero también en países históricamente buenos y conocedores de Rioja como Suiza:«El problema es que abarantando precios hemos ido perdiendo mercados muy buenos, como el propio suizo, y en España hemos sufrido, y seguimos sufriendo, con Ribera del Duero, que nos ha sacado de muchas barras y restaurantes aun cuando tienen precios menos competitivos para el consumidor que los nuestros».

El bodeguero de Rioja Alavesa recuerda que «hemos cometido errores» y comparte que, aunque «ahora hay más formación que nunca y preparación desde el punto de vista enológico, también es cierto que no hemos plantado viñedos en los mejores sitios». «Cuando yo llegué a Villabuena –continúa De Simón– había sitios que se conocían como manantiales, por su alto contenido en agua, en los que no se podía plantar viña, pero ahora todos tienen viñedo». El bodeguero concluye con un mensaje optimista:«Por supuesto que Rioja va a seguir, es una gran región vitícola, pero hemos provocado una sobreproducción que algunos no han querido solucionar por la simple razón de que les iba, y les va, bien».

«El movimiento de pequeños es clave para el futuro de Rioja»

Barbara Palacios Barbarot Wines

«El movimiento de pequeños es clave para el futuro de Rioja»

Bárbara Palacios aporta la visión de una cosechera del siglo XXI, que elabora unos pocos miles de botellas de sus propios viñedos y que forma parte de una nueva generación formada por buena parte del planeta vitivinícola:«Hago todo en la bodega, cultivo la viña, elaboro el vino y lo comercializo también personalmente». Bárbara, hija de AntonioPalacios –hermano mayor de los internacionales y consagrados Álvaro y Rafael Palacios– conoce bien la región vitícola:«Mi viñedo está en Haro, aunque tengo la bodega en Briones y soy de Alfaro, es decir, soy una mujer de la DOCa», señala entre risas. «Diría que hay dos tendencias de elaboración de vinos y creo que Rioja no debe renunciar a ninguna:los vinos más tradicionales, clásicos, por los que se nos ha conocido históricamente en el mundo, y otros de consumo más inmediato, más directo y probablemente actual que para mí son perfectamente compatibles».

La viticultora sí cuestiona que cada vez se complican más las cosas a quienes quieren dar el paso para elaborar sus vinos:«Es una lástima, muchos y muchas como yo somos nietos de productores de uva que ahora queremos elaborar como hicieron nuestros bisabuelos y lo único con que nos encontramos es con burocracia y problemas».

Bárbara Palacios comenzó con dos referencias de vino pero ya tiene cinco en el mercado:«¿Por qué no puedo dar el nombre a mis vinos de mis viñedos; por qué importa más en Rioja el registro embotellador, es decir, donde está la bodega que el viñedo; por qué si mi viñedo es de Haro no he podido decirlo porque mi bodega estaba en Briones..., es decir, por qué cuesta tanto hablar de territorio en el Consejo Regulador?».

Palacios considera que la región tiene mucho futuro:«Quedan parcelas maravillosas , tenemos historia, tradición, gente formada..., pero podemos hacer las cosas mejor».La bodeguera considera que «por supuesto es más fácil comenzar siendo Rioja», pero tampoco oculta que «no lo hemos hecho nada bien:a mí me han rechazado vinos por ser de Rioja, hemos cansado con vinos que aportaban muy poco a consumidores y determinada hostelería y, por ello, deberíamos reflexionar». «Este movimiento que existe de pequeños productores es fundamental para el futuro de Rioja porque, además, hablamos entre nosotros, compartimos experiencias. La región necesita hablar de territorio y es lo que hacemos».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta especial!

Publicidad