
Aves urbanas
Las alas que sacuden los cielos de las ciudadesSecciones
Servicios
Destacamos
Aves urbanas
Las alas que sacuden los cielos de las ciudadesPalomas torcaces, estorninos y palomas comunes. En ese orden. Son las especies avícolas que más quebraderos de cabeza generan a las autoridades municipales por las molestias que generan, principalmente de suciedad y ruido. En palabras del concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Logroño, Jesús López, «las palomas torcaces provocan verdaderos problemas y, al estar protegidas, hay escasas opciones, además de caras y poco efectivas, para controlar la sobrepoblación».
Con ese obstáculo, los responsables medioambientales se ven maniatados para actuar con solvencia. «La normativa regional solo nos permite capturar sin muerte un máximo de 25 ejemplares de torcaces, retirar 50 huevos al año y apartar nidos sólo cuando se ubican encima de bancos o parques infantiles», detalla López, que agrega que en 2025 han ampliado las autorizaciones para retirar nidos, pero el asunto de la suciedad se cronifica: «Un excremento de la torcaz es tres o cuatro veces más grande que el de las comunes».
Tampoco la captura supone una solución ágil, porque son animales desconfiados que, a diferencia de las palomas comunes, no permiten que se les acerquen los humanos y ni con jaulas se las puede apresar. También se ha valorado introducir en la alimentación aditivos hormonales que impidan la fecundación de los huevos, pero se antoja, además de carísimo, un remedio que también afectaría a otras especies menos conflictivas. Para Jesús López, la única alternativa viable es contar de forma estable con una pareja de halcones, al igual que sucede en localidades vecinas como Burgos, con el fin de ahuyentar a estas aves y reducir su impacto en los centros urbanos.
AVES URBANAS EN LOGROÑO
Golondrina
Cigüeña
Hirundo rustica
Ciconia ciconia
Paloma
torcaz
Columba
palumbus
Gorrión
Passer
domesticus
Estornino
Sturnus
vulgaris
Columba livia
Paloma común
AVES URBANAS EN LOGROÑO
Gráfico: J.A. Salazar
Fuente: Elaboración propia
Cigüeña
Ciconia ciconia
Golondrina
Hirundo rustica
Paloma
torcaz
Columba
palumbus
Gorrión
Passer
domesticus
Estornino
Sturnus vulgaris
Paloma común
Columba livia
AVES URBANAS EN LOGROÑO
Gráfico: J.A. Salazar
Fuente: Elaboración propia
CIGÜEÑA
GOLONDRINA
Ciconia ciconia
Hirundo rustica
PALOMA TORCAZ
Columba palumbus
GORRIÓN
Passer domesticus
ESTORNINO
Sturnus vulgaris
PALOMA COMÚN O BRAVÍA
Columba livia
AVES URBANAS EN LOGROÑO
CIGÜEÑA
Ciconia ciconia
GOLONDRINA
Hirundo rustica
GORRIÓN
Passer domesticus
ESTORNINO
Sturnus vulgaris
PALOMA TORCAZ
Columba palumbus
Columba livia
PALOMA COMÚN O BRAVÍA
Gráfico: J.A. Salazar
Fuente: Elaboración propia
Por el momento, la empresa Larus gestiona el contrato de control de aves en Logroño, que supone un gasto de más de 82.000 euros en dos ejercicios. Así, entre otras atribuciones, Larus recorre los emplazamientos que las aves adoptan como dormideros para espantarlas y fomentar su traslado hacia zonas menos pobladas. En el caso de los estorninos, cuya presencia estacional durante los meses de invierno es masiva (con bancos de miles de individuos), se utilizan sonidos pregrabados de halcones y de palas y luces parpadeantes de alta intensidad en los puntos más afectados, como el parque del Carmen, San Adrián o la plaza de Los Tilos de la capital.
Las palomas comunes o bravías, más problemáticas en ejercicios anteriores, son la única especie de estas tres que no goza de protección especial, por lo que las medidas se centran en la captura sin muerte y la suelta controlada en zonas forestales. Hasta 1.720 ejemplares se prendieron el año pasado en Logroño.
Sobre otras especies, como las cigüeñas, los vencejos o los gorriones, la Concejalía de Medio Ambiente les resta incidencia, salvo algún episodio concreto en el que se solicita a la Administración autonómica la retirada de algún nido que, en el caso de algunas especies protegidas, como las golondrinas, debe acompañarse de la reubicación en otro lugar como medida compensatoria.
Un punto de vista totalmente diferente al del concejal despliega el presidente de la Asociación de Ambientólogos de La Rioja (Adalar), David Ijalba, que rechaza el planteamiento municipal por «antropocentrista» porque, según señala, «es más fácil erradicar y eliminar lo que nos molesta que buscar soluciones en las que convivir y coexistir». Por eso, apuesta por «una visión biodiversa, enfocada en la convivencia, en ver la ciudad de Logroño como un ecosistema urbano, en el que tienen que vivir todas las especies de flora y fauna». Mantiene Ijalba que la ciudadanía carece de educación ambiental sobre las aves que pueblan los hábitats urbanos y qué «recursos ecosistémicos proporcionan estos animales». «No sólo hay tres o cuatro especies de aves, sino que en el inventario que elaboramos hace tres años detectamos hasta 183 sólo en Logroño», precisa Ijalba para redundar en la riqueza de la avifauna capitalina.
Es más, deberíamos, en su opinión, tender hacia el concepto de One Health, según el cual todo forma parte de la misma salud (una sola salud animal, ambiental y humana):«Tener ese tipo de animales dentro de la ciudad nos beneficia directamente, por ejemplo, en el control de plagas. Si yo tengo pájaros cerca, no voy a tener mosquitos, o no necesitaré tantos productos químicos en mi huerto, pero también repercutirá positivamente en nuestra salud mental, porque así lo demuestran las evidencias científicas». «Hay que intentar tener ciudades que sean más ecosistema y menos circuitos de Fórmula 1», razona Ijalba y sugiere que alcanzar esta realidad es posible a través de «modelos de gestión en los que los técnicos de medio ambiente y de patrimonio tengan unas pautas o trabajen multidisciplinarmente con biólogos o ambientólogos para actuar en rehabilitaciones de edificios o en la plantación de especies verdes, que beneficien a las personas y al mismo tiempo proporcionen alimentos para las aves».
Y ante algunas reticencias acerca de la función de las aves en el entorno urbano, Ijalba lanza una cuestión en tono de sorna:«¿Y para que sirve el Espartero en medio del Espolón? Pues lo mismo».
Si hay una especie que acompaña al ser humano en su discurrir histórico, desde que se empezó a acumular grano en Mesopotamia, es el gorrión. Pero su número está decreciendo preocupantemente con un descenso poblacional cercano a los 20 millones de individuos. Un auténtico problema porque los gorriones han de ser vistos como un bioindicador de la calidad ambiental de las ciudades. «Si han estado siempre con nosotros y ahora baja drásticamente su número en nuestras ciudades, quiere decir que igual no son el mejor sitio para vivir», remarca Ijalba, que indica que «les afecta directamente todo lo que es la ciudad como hábitat: la contaminación acústica, la atmosférica, la alimentación...». Por eso, «si tú un día te levantas y ves que en tu ciudad no hay gorriones, preocúpate y corre», alerta.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
David González
Claudia Turiel y Oihana Huércanos Pizarro (gráficos)
Óscar Beltrán de Otálora y Josemi Benítez (Gráficos)
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.