
Secciones
Servicios
Destacamos
Escucha la noticia
5 min.
Letra pequeña con esa tipografía similar a la de una máquina de escribir. Foto grapada arriba, a la derecha, con corbata. Un interlineado mínimo donde ... las líneas se apelmazan. Más que un currículum parece una biografía detallada, con pelos y señales. Extraer lo importante llevará un buen rato al reclutador, que tiene ya una idea bastante precisa de quién se está presentando al puesto. Es una persona de cierta edad y –aquí es donde viene el problema– y todo apunta a que no está muy al día en nuevas tecnologías. No parece una buena carta de presentación.
«El primer vistazo al currículum es importante. Nunca tenemos una segunda oportunidad para dar una primera impresión», advierte Gina Aran, CEO de Inginium, una consultoría estratégica de recursos humanos. «Las personas senior tienen una gran experiencia y muchas de ellas, no todas, naturalmente, ponen todo lo que han hecho en su vida». Eso desemboca en un currículum «muy largo, con la información 'apretada' y donde sólo hay letra, letra y letra. Peor aún si el candidato no resalta, con colores, subrayados o viñetas, lo que resulta relevante para el puesto».
Esto resulta vital porque nos jugamos el futuro en minutos. Menos aún. Según estudios cognitivos recientes, la primera criba del reclutador dura unos seis segundos. Ahí su subconsciente ya tiene una primera impresión de si esa persona encaja en el puesto, aunque luego regrese para un análisis más exhaustivo. Gina Aran suele hacer un símil con el momento en que se conoce una pareja y donde ambos sienten si hay 'feeling', un flechazo o un mosaico de 'red flags'. Todos fichamos al del flechazo, que de lo demás hay de sobra en la empresa.
«Cada currículum debe adaptarse al puesto de trabajo que se ofrece. No se trata de decirlo todo. Menos es más. Hay que decidir lo que encaja. Donde debemos explayarnos es en las experiencias que conectan con el puesto».
Vamos con algunos consejos. «No hace falta poner la edad ni la fecha de nacimiento. Y no lo digo por esconderla. ¡Es que queda antiguo! Tampoco me pongas el DNI con esos puntitos. Eso es todo de la vieja escuela. Una cosa es tener una edad y otra ser un antiguo», aclara. Y atención que ahora vamos con otro indicador infalible de que uno está más pasado de moda que los pantalones de campana. «Poner como contacto un mail antiguo nos dejará claro que no te has actualizado». Esas direcciones de hotmail.com y telefonica.net «del año de Maricastaña». Sobra decir que, si la cuenta era fieston21@yahoo.es, sería mejor usarla para otras cosas.
Otra de las claves es «ser sintético». Un currículum debe constar de una o, como máximo, dos caras. «Si es una, mejor. Se puede tener una versión corta y otra más detallada». Lo queramos o no, los sesgos existen y la edad es uno de ellos. Y eso nos lleva de cabeza a otro debate. ¿Ponemos foto? «Hay polémica en esto».Existen dos tendencias, según la experta, y las dos tienen «buenos argumentos».
«Para evitar sesgos y prejuicios, mejor sin foto.Pasa con la edad y pasa con el sexo biológico». La otra corriente hunde sus raíces en razones «neurocientíficas» en las que Aran está especializada. «El cerebro piensa en imágenes. Yo voy a recordar la foto y la imagen del currículum. Si es una foto bien hecha, sonriendo, que da una sensación de profesionalidad, en lugar de jugar en contra juega a favor. Aunque entiendo ambos criterios, si me tengo que mojar, y si la foto es buena, sí la pondría». Nada de usar una de cuando nos graduamos. Los que quieren taparse más, no ponen ni la fecha de cuándo se licenciaron. «De cualquier modo, lo importante no es en qué año terminaron la carrera sino que se hayan ido actualizando, eso que llamamos el 'livelong learning', el aprendizaje continuo».
Si algo tienen los senior es experiencia. Y esa baza la tienen que jugar bien. No se trata de sumar décadas de presencialismo sino de aportar valor. «Hay que destacar cuáles fueron tus aportaciones o tus logros en esa empresa, en esta o aquella experiencia concreta». El gran error en el currículum es «no saber diferenciarnos de otros y destacar lo que nos da valor».
La también profesora de la Escuela de Negocios Esade suelta otro 'must' –lo dice así, con ese anglicismo tan típico en el sector–. «Sí o sí, debes tener y poner las 'digital skills', las habilidades digitales». Ojo, que viene curva. No hablamos del wordpress que salvaba vidas en la uni. «Conocimientos de hoy en día, de lo que se usa ahora; no pongas herramientas de hace dos décadas. Hay formaciones gratuitas para ponerse al día».
Gina Aran también considera necesario «un perfil actualizado en LinkedIn y que tenga actividad cada semana.Es la red profesional y hay que irla creando». En el currículum el enlace a nuestro perfil en esa web debe hacerse con la URL abreviada. Si no, la falta de maña digital 'canta'. Conviene añadir «competencias blandas, como el trabajo colaborativo, entorno de trabajo ágil». Y, para enviarlo, aunque puede parecer de cajón, conviene hacerlo en PDF y con una plantilla moderna, de esas que abundan en internet.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Este podcast es exclusivo para suscriptores. Disfruta de acceso ilimitado
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.