Nervios e inquietud entre los futuros universitarios

Enfrentarse a un examen de acceso a la universidad puede ser motivo de nerviosismo para los más de 1.500 jóvenes riojanos que lo harán entre los días 3 y de 5 de junio. Por si fuera poco, el modelo de prueba ha cambiado respecto al pasado año, pasando de llamarse EBAU (Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad) a PAU (Prueba de Acceso a la Universidad), adoptando de nuevo la denominación que tuvo hace unos años. El nombre del examen no es lo único que cambia, también lo hace la forma de evaluar los conocimientos de los estudiantes.

«La modificación estructural y de criterios obedece a la nueva ley educativa, la Lomloe (Ley Orgánica de Modificación de la Ley Orgánica de Educación). Esta variación implica que se vaya a a tener en cuenta hasta en un 10% de la nota de todas las materias los aspectos relacionados con la ortografía, la redacción, la presentación, la coherencia o la cohesión», explica Guillermina Marcos Lorenzón, directora académica de la academia Aprendísimo.

Otro de los grandes cambios que sufre la prueba es «el tipo de problemas y situaciones que se van a presentar». Buscando transformar la forma en la que los jóvenes hacen frente a las incógnitas, este año el examen será más competencial. «Se centra menos en lo algorítmico, en lo mecánico y en lo memorístico para apuntar hacia la resolución de situaciones, la interpretación y la combinación de saberes», señala la directora.

Algo que inquieta tanto a los estudiantes como al profesorado. Alba Díez, quien imparte la asignatura de Matemáticas en Agustinas, también afronta este cambio «con incertidumbre, porque este sistema va a ir incrementando con el paso del tiempo. Este primer año el 25% del examen será de problema obligatorio, el año que viene, el 50% y la tendencia es que ya no exista optatividad en el examen», comenta Díez.

«Intento no estar nervioso porque creo que llevando bien la prueba da igual que haya cambiado. Además nos han facilitado un modelo de examen y nos han ido diciendo cómo van a ser las preguntas en cada asignatura», indica Lucas Cabello, futuro estudiante de ingeniería mecánica. El grupo de amigas formado por Ainhoa González, Valeria Guamán, María Anguite y Ana de Carlos, descansado en la entrada de la Biblioteca de La Rioja, parece estar menos nervioso porque todas están «seguras» de que estudiarán los grados universitarios que desean.

«Estoy haciendo el Bachillerato de Artes Plásticas y tenemos la parte artística en la que te tienes que preparar en dibujo, escultura y demás; y la común, como todo el mundo», explica Ana de Carlos, estudiante del IES Batalla de Clavijo. «Estoy bastante tranquila porque tengo un nueve de media y no me hace falta sacar mucha nota en la PAU porque al grado en Diseño de Interiores se accede por una prueba diferente», añade con la seguridad de saber que conseguirá su objetivo.

La Universidad de La Rioja (UR) «tiene mucho prestigio en todo el país y muy buenos profesores; yo no la cambiaría por ninguna otra», señala Alba Díez. Esto, sumado a ciertos incentivos del Gobierno de La Rioja como la gratuidad de la matrícula del primer año de grado para los estudiantes riojanos, motiva a muchos de ellos a quedarse en la región.

Es el caso de Alejandro Martínez, un futuro estudiante de Enología que prefiere quedarse «en casa» antes que marcharse a otra ciudad. «¿Qué mejor lugar para estudiar una carrera como esta? El ambiente que hay aquí, las características de Logroño y la universidad que tenemos hacen que muchos no queramos irnos fuera», explica Martínez.

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