Borrar
Julio Sáenz, director técnico de La Rioja Alta SA. Justo Rodríguez
Centenario del Rioja | El camino hacia la DOC

Tres cifras que moldean la historia

El Gran Reserva 890 es mucho más que fundacional para La Rioja Alta, emblema antes de la Denominación, es «el hilo conductor de la bodega, el vino clásico por excelencia»

Sergio Martínez

Logroño

Miércoles, 4 de junio 2025

Hay vinos que marcan la historia de Rioja desde sus antecedentes. Referencias que conectan la revolución vinícola de finales del siglo XIX con nuestro presente, otorgando al concepto de vino clásico un significado elevado, que trasciende el tiempo. Entre esos prestigiosos nombres, tres cifras, 890, génesis de La Rioja Alta, fundacional, dogmático, afamado.«Es el verdadero vino artesanal», lo define Julio Sáenz, director técnico de una de esas bodegas que cambiaron el rumbo de toda una región.

La historia es conocida y La Rioja Alta SA, protagonista principal. La filoxera asola los viñedos franceses y los bodegueros galos ponen sus miradas en un territorio de tradición vinícola por explorar para importar sus caldos. Una situación que impulsa esa inquietud incipiente por elaborar vinos de calidad y asumir las técnicas francesas en una simbiosis de necesidad y oportunidad. En ese contexto, cinco familias, vascas y riojanas, fundaron la Sociedad Vinícola de La Rioja Alta y contrataron como enólogo al francés Alfonso Viger, que llevaba un tiempo haciendo sus pinitos en Haro. Y en una época en la que el vino se vendía en barricas destino Burdeos, nació su primera referencia en botella, el Reserva 1890, génesis del actual Gran Reserva 890. «Decidieron embotellar con su marca lo mejor de la casa. Ese es para mí el nexo de unión que conecta el entonces y el ahora. ¿Qué es 890? Lo mejor de La Rioja Alta», reflexiona Julio Sáenz.

El largo plazo marca el ritmo que acompasa el día a día de la bodega. Aquel que mira a esos orígenes que definen el clasicismo de su partitura enológica. También les lanza al futuro. «Si este año hacemos 890, estará en el mercado en 2040». Un abismo en este mundo cambiante de la inmediatez. «Es una apuesta», lo define Julio Sáenz, que se realiza solo en aquellas campañas que cuentan con unos estándares de calidad óptimos. «Es el vino más difícil, el que necesita más atención y cuidados. Porque elaborar un vino que tenga seis años en barrica y seis en botella es sencillo. Pero que lo puedas disfrutar en quince o veinte años y esté mejor, eso es un arte», subraya el director técnico de La Rioja Alta SA.

Gran Reserva 890

Gran Reserva 890
  • Variedades:: Tempranillo (95%), graciano y mazuelo

  • Viñedo: Viñedos propios en Briñas, Labastida, Villalba y Fuenmayor

  • Crianza: Seis años en barrica con diez trasiegas tradicionales. Seis años en botella, sin filtrar

  • Elaboración: Solo en los años más propicios. El último en salir al mercado fue 2010, el último en empezar a elaborarse es el de 2021, si bien se sigue analizando para determinar si finalmente será 890.

Pero no solo del tiempo vive 890, que nace de la esencia de la tierra. «Si no hubiese grandes viñedos no podrían hacerse grandes vinos. Parcelas en zonas altas, viñedos viejos, con uvas que maduren muy despacio para que exista un equilibrio entre todos los componentes, con una acidez que proporcione frescura y longevidad al vino y una alta concentración de taninos muy maduros, que sean dulces, amables», disecciona Julio Sáenz su vino estrella a pie de campo. «Y ahora se habla mucho de ser poco intervencionista, pero la bodega y la crianza forman parte del recorrido de ese vino. Para nosotros, que pase por barrica es una mejora siempre que sepa combinarse y equilibrarse en la madera para seguir progresando», continúa hablando de ese proceso «en el que vas moldeando hasta quedarte con el corazón del vino».

Cada paso en la bodega es de gigante, a años vista, con evolución permanente. «Con respecto a hace cincuenta años tenemos un parque de barricas más joven, las uvas son muchísimo mejores, hacemos menos trasiegos, ya no utilizamos la viura que se mezclaba en los viñedos...». Pero hay cosas inmutables. «890 no solo es el gran vino, el icónico, el más caro, el que saca las mejores puntuaciones... Marca la filosofía de la bodega, es el hilo conductor. Es el vino clásico por excelencia». Y para Julio Sáenz, precisamente, los grandes reservas marcan la perfección: «Tienen un componente de complejidad, de elegancia, de finura y de capacidad de envejecimiento que no veo en otros vinos».

Pese a esa defensa, considera que «Rioja es tan versátil que admite todo y eso es muy bueno: jóvenes, vinos de pago, de pueblo... Hace años empezaron a aparecer vinos de 'alta expresión' y fue de las mejores cosas que han pasado en la historia de Rioja. Demostraron que aquí se podían hacer otras cosas, que no todo es barrica, que había que mirar más al campo e hizo moverse a las bodegas clásicas. Fue fabuloso. El error es tratar de confrontar estilos y no verlos como un complemento». Con tres grandes reservas entre sus referencias, La Rioja Alta es uno de los máximos exponentes del clasicismo que ha dado fama mundial a la región.

Mientras, la vida pasa y 890 sigue ahí, en la bodega, esperando su momento, creciendo, evolucionando, aprendiendo. Invitándonos a un viaje al pasado que empieza antes de que Rioja fuese Rioja.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

larioja Tres cifras que moldean la historia

Tres cifras que moldean la historia