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La empresa CMP Automotive tiene cuatro plantas en La Rioja. Sobre dos de ellas (Sealing y Handling) pende la amenaza del cierre en agosto, aunque los sindicatos temen que la marea acabe llegando también a las otras dos. En la tarde de este viernes, los trabajadores y sus representantes sindicales se han concentrado frente a la factoría de Handling, ubicada en el polígono de Cantabria de Logroño. Se trata de un centro de empleo especial con más de cien trabajadores con discapacidad.
«Va a haber despidos colectivos, en principio fijados para agosto, aunque puede ser que se adelanten», anticipa Elena Berruezo, de CCOO. «La empresa no está siendo transparente. Queremos información clara. Sabemos que estas salidas se van a producir y lo que pedimos es la mejor salida posible para estos trabajadores. Estamos en un centro especial de empleo; la recolocación en el mercado laboral de estas cien personas con discapacidad va ser mucho más complicada», señala Berruezo. Los sindicatos recuerdan que la empresa se ha beneficiado durante años de bonificaciones y ayudas por haber contratado a estos trabajadores. «No pueden venir ahora y echarlas sin pestañear. Y tampoco es de recibo quer no haya ninguna respuesta por parte del Gobierno».
La falta de interés del Ejecutivo de Capellán por la situación de los trabajadores de CMP Automotive centró las críticas de PSOE e IU durante la sesión plenaria del pasado miércoles en el Parlamento de La Rioja. Este viernes se ha solicitado formalmente una reunión con la consejera de Economía, Belinda León, para explicarle la situación de las cuatro plantas riojanas de CMP: «Ya que ella no viene a nosotros, nosotros queremos ir a verla. El Gobierno tendrá que decir algo. Estamos hablando de 400 puestos de trabajo, incluyendo los cien del centro especial de empleo. La empresa se ha beneficiado de muchas bonificaciones. El que les ha ayudado también les debe pedir cuentas. No hay claridad en todo el grupo y queremos saber qué va a pasar», expone Juan Carlos Alfaro (UGT).
«Es la empresa la que nos ha obligado a salir a la calle. Cada vez que hemos puesto por escrito nuestras reivindicaciones han hecho caso omiso. Solo nos dicen -lo llevan diciendo meses- que van a presentar concurso de acreedores y que no son interlocutores válidos», relata Rodrigo Cortés (USO). Cortés señala el nerviosismo de la plantilla ante una situación de completa incertidumbre: «Hay una inestabilidad brutal. Los trabajadores no saben hasta cuándo trabajan, en qué condiciones... Y hablamos del tejido laboral más vulnerable». «La empresa lleva meses enseñándonos la puerta de salida, pero cerrando cualquier salida negociada», resume Cortés.
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