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Javier Valer es un calceatense jubilado que lleva casi seis años como responsable del cuidado de las aves de la catedral del Salvador. Se trata ... de una labor curiosa que hace que Santo Domingo de la Calzada se convierta en una ciudad especial gracias a la presencia de un gallo y una gallina frente al sepulcro del Santo. Un Bien de Interés Cultural que mezcla lo simbólico y la historia de esta localidad y que atrae cada día a una multitud de visitantes hasta el templo para escuchar cantar a las aves.
– ¿Cómo comenzó a ocuparse del cuidado de las aves?
– Yo tengo gallinas en casa y un día, la que era entonces priora de la Cofradía del Santo, a la que yo también pertenezco, me preguntó si me importaría cuidar de las gallinas del Santo. Para mí fue un honor, habiendo sido danzador del Santo, ahora es un orgullo encargarme del cuidado de las gallinas.
– ¿Qué cuidados necesitan?
– Muy pocos en realidad. A mí me gusta venir todos los días a ver cómo están. Aquí y a la casa de la Cofradía del Santo, donde están el resto de las aves. Pero simplemente por asegurarme de que esté todo correcto. Además, también me paso para comprobar que el mecanismo del agua esté bien. Antes tenían unas latitas donde les echaban agua pero las gallinas lo ensuciaban enseguida, por eso les puse unos bebederos con una válvula para que tengan siempre agua limpia.
– ¿Cuántas aves hay?
– Tenemos cuatro gallos y diez gallinas. Aquí en la catedral siempre tiene que haber uno de cada y, por supuesto, tienen que tener las plumas blancas.
– El gallo y la gallina son un símbolo para Santo Domingo de La Calzada.
– Claro, por eso estoy muy contento haciéndolo. Además, después de tanto tiempo las conozco muy bien y, sin ir más lejos, el gallo que está ahora es el que mejor canta. Por eso le puse a él en la misa del 12 del mayo, día de Santo Domingo, y se le pudo escuchar un par de veces. Además, la catedral también esconde otras curiosidades. Por ejemplo, se puede ver el paso que dejaron los peregrinos al cruzar por aquí. Si te fijas bien, justo debajo del gallinero hay unos surcos que dejaron cuando golpeaban con sus bastones para que las aves soltaran sus plumas y se hacían con ellas para el resto del viaje del Camino de Santiago. Además, los huevos que ponen las gallinas se los entrego al párroco quien los dona a quienes más lo necesita, muchos de ellos los lleva para el Hospital del Santo.
– Hay otros momentos en los que los vecinos pueden ver a las aves.
– Sí, también aparecen en la representación de 'Los Milagros del Santo' y en alguna de las romerías que se celebran.
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